“Hay tantas cosas que gozar y nuestro paso por la tierra es tan corto, que sufrir es una pérdida de tiempo. Tenemos que gozar de la nieve de invierno y las flores de la primavera”.
Facundo Cabral
Cuando todo parece tener un fin, en realidad se trata de un nuevo comienzo.
El año se acaba, con ello se acaban ciclos de personas, amistades, situaciones, aventuras. Es fundamental tomar conciencia de que la vida es un constante fluir, que el universo está en permanente movimiento, y en ese movimiento, es clave sanar esas situaciones del pasado, para experimentar otras nuevas.
Tal vez pasaste por situaciones dolorosas, frustrantes, de las cuales imaginaste no salir de ahí, pero no olvides lo lejos que has llegado. Todo lo que has superado hasta este punto en el que te encuentras, todas las veces que te esforzaste incluso cuando sentías que no podías y el nivel tan alto de valentía que tuviste, todas las veces que saliste de la cama sin importar lo difícil que fue. Todas las veces que quisiste darte por vencido pero seguiste una vez más, sobre todo no olvides la fuerza que has desarrollado para salir de ese estado.
No somos las mismas personas que comenzamos este año, el proceso de convertirse en una mejor persona no es algo bonito ni fácil, es incómodo, doloroso, caótico, con altibajos, pero cuando todo eso ya va moldeando tu persona hacia su mejor yo, puedes admirar la magia de la evolución, los cambios también son una obra de arte.
Podemos decir gracias a los planes que han cambiado en nuestra vida, gracias por los días de dolor, gracias por las pruebas en el camino, gracias por todo lo vivido, lo bueno y lo no tan bueno, gracias por las risas, los llantos, gracias por cada experiencia que nos ha enseñado a ser más fuertes, que nos ha demostrado que somos más capaces.
Unas de las cosas que le dan sentido a la vida son los nuevos comienzos, lo que enfrentamos día con día nos da la oportunidad de alcanzar nuestro mayor potencial, al fin y al cabo, la vida no es un camino recto. Estaremos comenzado una nueva etapa. Pero a nuestras espaldas existe un viejo periodo que hemos concluido y superado satisfactoriamente.
Todo lo que fuimos este año nos enseñó que podemos ser un amanecer todos los días y volver a comenzar para proyectar con nuestro brillo a los demás, pero sobre todo para saber que somos nuestro propio sol y que podemos iluminarnos en esos días obscuros.
Lic. Alejandra Rosales Dueñas.
Psicóloga y Docente